Sabes que aquel día que incrusté sin rubor mi mirada en tus ojos fue el momento. Estás convencida de que ese segundo –¿o fueron dos?– en el que pupilas desafiaron a niñas abrió un espacio desconocido para mí, algo jamás experimentado. Desde entonces soy otro, y sólo vivo para recordar, imaginar, soñar…
¿Cómo trasladar a un trozo de papel esa sensación? ¿Hay palabras con las que describir una mirada definitiva para el resto de la vida de una persona? No. Es imposible. Y tú lo sabes, de ahí esa postura intransigente: “Dímelo por escrito”.
Extraordinaria tu artimaña para eludirme o desafiarme. Me pides que te cuente con palabras escritas lo más simple y hondo. Pretendes que le ponga flores en forma de arabescos a lo que te dejé manifestado proyectando mi vista en tu rostro: Te quiero. ¿Eres cruel o sólo procuras envasar una mirada en estas letras?
miércoles, 10 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario